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martes, 20 de septiembre de 2022

BEN MONDER, TONY MALABY & TOM RAINEY CD: Live in Lisbon

 


 

Pistas

1.Oort Cloud 2.Tyche 3.Hyrrokkin

Intérpretes

Ben Monder – guitarra

Tony Malaby – saxo tenor

Tom Rainey – batería

 

Sello discográfico: Robalo Music

Grabado en directo en Penha SCO Arte Cooperativa, Lisboa, el  14 de Noviembre de 2021

 

Ben Monder (Nueva York) es un apasionado de la guitarra desde su infancia. No debe dejarse en saco roto, que su madre estudiara guitarra clásica mientras estaba embarazada de Monder. Sn duda, le transmitió esos sonidos y sensaciones durante el embarazo. Tras dos años tocando el violín, más por deber que por vocación, a los once años se pasó a la guitarra cuando encontró una guitarra clásica en un armario de la habitación que había pertenecido a su madre. Entre 1979 y 1984 completó su formación asistiendo a centros como el Conservatorio de Música de Westcheste, Miami University y Queens College. Su carrera profesional empezó en 1984, cuando comenzó a trabajar con grupos de rock y funk, en clubes y otros escenarios, donde también  compartía con, entonces, figuras emergentes de jazz como  Tim Berne, Dave Binney, Chris Cheek o John Gando. También formó parte de la Carnegie Hall Jazz Orchestra y, posteriormente, con músicos consolidados como Jack McDuff, Marc Johnson, Paul Motian, Lee Konitz o Toots Thielemans, George Garzone, Jon Gordon, Julie Hardy, Marc Johnson, Frank Kimbrough, Guillermo Klein, Dave Liebman, Michael Leonhart, Rebecca Martin,  Charles Pillow, Tim Ries, Pete Robbins, Kendra Shank, Kenny Wheeler, Miguel Zenón y Patrick Zimmerli, por citar unos pocos. Miembro de la Maria Schneider Jazz Orchestra o el Paul Motian Octet, entre otras muchas bandas (Drew Gress, Guillermo Klein, Reid Anderson, Bill McHenry, Patrick Zimmerli, Tin Ries, Donny McCaslin, Frank Kimbrough). Participó en la grabación del último álbum de David Bowie, “Blackstar” (RCA/Columbia, 2016) publicado dos días después de la muerte del cantante.

En la actualidad continúa interpretando y grabando música original tanto a guitarra solista como a trío, cuarteto y formatos más amplios y colaborando en proyectos a dúo con el  vocalista Theo Bleckmann. Imparte seminarios y talleres a lo largo de todo el mundo.

Sus influencias (todo lo que se escucha es influencia en un músico de alguna manera), son el primer disco en vivo de JIm Hall (Jim Hall Live!) con Don Thompson y Terry Clarke en el Club Bourbon Street de Toronto, Bill Frisell, o el primer disco de jazz que escuchó,  “A Love Supreme”, cuando visitaba a un amigo y su hermano tenía el disco puesto en la habitación contigua, y que fue un flechazo. Sin olvidar los clásicos y contemporáneos  como Stravinsky y Schoenberg entre otros muchos otros compositores.

Ha editado once discos como líder y está presente en más de 200 como acompañante.

Su último trabajo hasta la fecha es “Live in Lisbon” (no busquéis el título en el disco, no aparece).

Se presenta en trío, junto a Tony Malaby  al  saxo tenor y Tom Rainey  en la batería. A Monder le gusta el formato de trío y tocar con vientos pues le permite intercambiar ideas y establecer diálogos.

El disco contiene tres temas, lo que ya da una pista de su contenido. La primera, “Oort Cloud”, la más larga del disco, es un tour de force de los tres músicos donde destaca el saxo de Malaby. Los tres se dejan la piel compitiendo por el espacio sonoro creado.

En el segundo tema, “Tyche”, es Malaby de nuevo quien toma la voz cantante, con Rainey explorando lo inexplorable como en la primera parte y Monder creando sonidos no comunes. 

El tercer tema, “Hyrrokkin” sigue en la línea de los dos que le preceden.

El trío crea una atmosfera tensa e intensa, con múltiples colores y estados de ánimo, un viaje irrepetible siempre dentro  de, valga la expresión, la vanguardia más vanguardista

Monder crea todos esos sonidos y texturas con una guitarra Ibanez Artist, la única guitarra que necesita según él mismo declara y en cuanto a los amplificadores, tampoco busca lo más moderno del mercado. Unos Fender, no importa los años que tenga, si cumple sus expectativas, le son suficientes.

Monder se ha hecho a sí mismo; tiene un lenguaje personal que explora constantemente nuevas experiencias y sonidos, transportando al oyente a mundos oníricos y profundamente complejos.

 

La Habitación del Jazz

 

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