Pistas
1.The Rhythm feat 2.We Give Thanks 3.Bruce
Road 4.Drumbeat 5.Chop Chop 6. Conqueror 7.Mental Slavery 8.Re-imagined 9.African
Continent 10.Jamestown
Intérpretes
Peter Somuah - trompeta, voz, cencerro
Jesse Schilderink – saxo tenor
Anton de Bruin - teclados, Rhodes, sintetizadores
Jens Meijer – batería
Danny Rombout – congas, shekere
Marijn van de Ven – contrabajo, bajo
eléctrico
Lamisi Akuka - voz
Thomas Botchway – batería (9), shekere
(9)
Pat Thomas - voz
Gyedu-Blay Ambolley – voz
Koo Nimo – narración (1)
Bright Osei Baffour – guitarra (2,5,9)
Sello discográfico: ACT Music
Grabado en Butterama Recording Center,
Berlín, Alemania, el 4-6 marzo de 2024
Fecha de publicación: 1 de noviembre
de 2024
Peter Somuah es un trompetista nacido
en Accra (Ghana) y afincado en Rotterdam. Aprendió a tocar la trompeta a base
de escuchar a sus trompetistas
favoritos, Miles Davis, Freddie Hubbard y Roy Hargrove.
En 2021, ganó el premio Erasmus Jazz
para jóvenes talentos del jazz, y en 2022 ganó el prestigioso premio Edison
Jazz con su álbum debut “Outer Space”. En junio de 2024, Somuah trabajó en un
proyecto con la WDR Big Band tocando sus propias composiciones, arregladas y
dirigidas por el cosmopolita musical Michael Mossman.
Somuah ha publicado un nuevo trabajo
titulado “Highlife”. El título hace referencia a un
tipo de música y baile popular de África occidental que se originó en Ghana a
fines del siglo XIX, se extendió más tarde al oeste de Nigeria, floreciendo en
ambos países en la década de 1950. La forma más temprana de highlife fue
interpretada principalmente por bandas de metales a lo largo de la costa de
Ghana. A principios del siglo XX, estas bandas habían incorporado una gama más
amplia de instrumentos (principalmente de origen europeo), un componente vocal
y elementos estilísticos tanto de las tradiciones musicales locales como del
jazz.
El highlife surgió así como una
síntesis única de estéticas musicales africanas, afroamericanas y europeas.
El disco lo integran 10 temas todos
compuestos por Somuah, quien basándose
en sus primeros años tocando música highlife en Accra y mezclándola con
influencias de leyendas como Miles Davis, crea un sonido único y personal que
une generaciones. Un diálogo entre el highlife y el jazz moderno.
En las canciones del disco intervienen
instrumentos que van desde las guitarras rítmicas y la percusión
características del highlife, pasando por el saxo tenor, bajo y contrabajo,
sintetizadores, hasta el personal sonido
de la trompeta de Somuah.
El álbum fue grabado en un pequeño
estudio de Berlín-Neukölln con un antiguo equipo analógico, que recuerdan al sonido
terroso de las grabaciones históricas de highlife de los años 50 y 60. "Quería
devolverle la vida a este sonido tan especial. Su calidez, su coraje, su
alegría exuberante” dice Somuah.
Somuah luego voló a Ghana con las pistas
instrumentales y visitó a algunos de los héroes del antiguo género highlife
como Pat Thomas y Gyedu Blay-Ambolley. “Durante mi infancia, solía escuchar sus
canciones en la radio todo el tiempo. En ese entonces, nunca hubiera soñado que
un día estaría sentado en sus salas de estar para grabarlas para mi álbum”.
La banda que le acompaña está formada
por músicos holandeses junto con un percusionista holandés-surinamés. "Mis
compañeros de banda no crecieron en Ghana", dice Somuah. "Pero eso no
importa en absoluto. Su profunda pasión por el highlife y el afrobeat y el
sentimiento que han desarrollado por esta música son las cosas más
importantes".
Qué mejor que empezar con una lección
de historia. En “The Rhythm”, Somuah
visitó a la leyenda del highlife Koo-Nimo en Kumasi y le animó a hablar sobre
los orígenes de la música. De la época en la que gobernantes coloniales
británicos empleaban bandas de músicos ghaneses y les pedían que interpretaran
vals, samba y música popular occidental, que se tocaba exclusivamente en clubes
y casinos británicos para el placer de las clases altas, de ahí el nombre de
“highlife”.
El golpe militar de los años 80 acabó con la vibrante escena musical de Accra.
El toque de queda nocturno, que duró meses, provocó el cierre de todos los
clubes.
La mayoría de los músicos se exilió.
“A partir de ahí, la música adquirió influencias completamente nuevas”, explica
Somuah. “Se incorporaron influencias de rock, funk y, sobre todo, disco, las
pistas producidas en estudio y los teclados sustituyeron a las grandes
orquestas”.
Entre la comunidad ghanesa exiliada en
Hamburgo surgió un nuevo estilo, conocido como “burger highlife”.
El propio Somuah se involucró con este
popular estilo highlife formando parte de varios grupos, antes de seguir su
pasión por el jazz.
A partir de esa introducción, el disco
nos transporta a un mundo lleno de ritmo. Ese mundo en el que Somuah, en su
juventud, actuaba regularmente cuatro noches a la semana en las bandas de
highlife. El público bailaba mientras él tocaba y perfeccionaba su estilo.
“El highlife ha influido fundamentalmente en
la forma en que toco la trompeta, la forma en que escucho música y
compongo", dice Somuah. La
experiencia de esos años la traslada a este álbum. Su sonido cálido y su sentido
del ritmo y de transmitir emociones hacen que la escucha de este disco te levante
del asiento y bailes quieras o no.
Somuah conecta dos mundos
aparentemente distanciados: el jazz moderno y el highlife tradicional.
Sus líneas de trompeta transmiten la
esencia del jazz. El resto de
instrumentación es una magnífica música africana.
El propio líder de la banda también
canta en "Mental Slavery". Somuah dice: “Me refiero al legado
perdurable de la era colonial: muchos ghaneses siguen siendo mentalmente
esclavizados, se consideran inferiores. No se atreven a presentarse con orgullo
y a aportar sus habilidades”.
Como suele ocurrir con la música, y la
que contiene este disco no es una excepción, no sólo transmite emociones sino
que también transmite tradiciones narrativas, cuestiones cotidianas referidas a
la familia, el amor, la amistad incluso
la supervivencia.
“Highlife” es un álbum experimental, que
entrelaza los hilos musicales de culturas lejanas pero a la vez, tan cercanas,
como la occidental y la africana.
En definitiva, un fantástico viaje a
través de la música y la cultura Africana en general y de Ghana en
particular, salpicado con sonido del
jazz.
La Habitación del Jazz
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