Esta es la primera de varias entregas dedicadas al swing pues sería imposible condensar en una sola lo que significó este estilo musical y la influencia que tuvo en los años posteriores; no en vano fue la semilla de lo que posteriormente se desarrolló con el nombre de bebop.
La palabra swing es de difícil definición. Hace referencia a un estilo musical dentro de la evolución del jazz, pero también a una cualidad musical de difícil encuadre como sucede con el flamenco cuando se dice que tiene “duende”. Si de una interpretación se dice que tiene swing se quiere decir que tiene una cualidad rítmica especial (balanceo), sin saber exactamente en qué consiste dicha característica. Si tuviéramos que definirlo técnicamente podríamos decir que swing, es un balanceo de un tiempo a otro del compás, generando así una sensación binaria de tensión-relajación que se produce alternativamente a cada golpe de ritmo.
Presenta una serie de elementos innovadores respecto del jazz al uso. Así, la batería es el instrumento que lleva el peso del ritmo, convirtiéndose en el motor del grupo. Las improvisaciones se acotan en el tiempo y se encajan cuidadosamente en la pieza musical. En los instrumentos se utilizan los registros medios y sobre todo los altos, aportando mayor luminosidad a la música. Por último, se utilizan con profusión los “riffs” (frases cortas repetidas).
Si bien es un estilo de conjunto, los solistas tienen una gran importancia en las interpretaciones lo que contribuyó a mejorar su técnica instrumental.
Se puede aplicar a cualquier estilo musical, pero es en el jazz donde adquiere su razón de ser, no en vano el jazz es música para bailar, para moverse mientras se oye.
Por último, también se llama swing al baile asociado al estilo jazzístico.