martes, 20 de noviembre de 2018

MILTON ARIAS CD: 64.antes del fin





Títulos
1. Gracias  2. Halcón Infinitivo  3. Quirquincho 4. Vidala en Verde 5. El Lentidigitador
6. Poldoro 7. Zizek (and so on, and so on) 8. Gordo José

Intérpretes
Martín Dellavedova: Saxo Tenor
Lucas Acuña: Guitarra
Martín Barroso: Piano
Milton Arias: Bajo
Lucas Ramírez: Batería

Grabado en vivo en Cocina de Culturas, Córdoba (Argentina) los días  17-18 Febrero, 2014.


Este disco del bajista Milton Arias es del año 2014, después vinieron “Signos Andinos” (2015) y “The Sonoramica Sessions” (2016) y "50. le caldero"  (2018) del que hemos hablado recientemente.

Este “64. antes del fin” es un trabajo que cada canción era acompañado por un soporte visual donde era posible ver el proceso en vivo que llevó al resultado que se escucha en el disco.

Integrado por 8 temas instrumentales y originales, compuestas por Milton Arias. Cada una cuenta una pequeña historia, o está ligada a alguna situación o personaje que influenciaron al autor.

En palabras del propio Milton: “Es un disco de canciones instrumentales, donde cada una tiene su propio carácter y cuenta su propia historia.  Responden a un clima general que tiene que ver con la época vivida entre el disco anterior y la grabación de éste, y es una época signada por las pérdidas, por la muerte”.

Así, “Gracias” encierra un agradecimiento que puede ser a personas concretas, por gestos concretos, por compartir tiempo y proyectos concretos, o bien gracias abstractas, como mantras íntimos y silenciosos, todo ellos según el propio Milton lo define.

“Halcón infinitivo” está dedicado a Stephen Hawking  “Porque toda su existencia es una oda a la imaginación”.

“Quirquincho” dedicado a D. Quirquincho  Gómez, que  “soñó toda la vida con una ferretería y/o bicicletería, que según él iban a ser fuente inacabable de riquezas y felicidad. En los últimos años armó artefactos mutantes, sin frenos, con ruedas desparejas de distintos colores, manubrios torcidos, bocinas sordas y asientos incómodos. Obras de arte invaluables”.

“Poldoro” dedicado a  “un gato amarillo, cabezón, zorro viejo, tránsfuga, nocturno y callejero. Tiene todas las orejas ajeadas de batallas que prometían de botín algún efímero encuentro sexual. Igualito al dueño”.

Como todos los directos, el disco  tiene  esa  frescura que no tiene lo enlatado. El grupo que acompaña a Milton cumple a la perfección y nos deja un agradable sabor de boca.

Estamos ante un disco intimista, quizás en cierta medida pesimista. En una entrevista que Milton concedió a propósito de la presentación del disco, le preguntaron:
-Mirá vos. Nos comimos el amague. ¿Qué te pasa cuando pasás por Cañada y San Juan? ¿Te pasa de andar cabeceando? No vaya a ser cosa que aparezca ese gordo mostro… No sé, decime algo.

Y Milton respondió esto, que me parece un bello alegato contra la indiferencia del ser humano y que en buena medida podría representar el espíritu del disco:

-Me pasa de caminar mirando la vereda, cabeza gacha, y no poder levantar la frente de la vergüenza y de la culpa. Vimos un niño dormir en la calle durante más de quince años, lo vimos convertirse en adulto, lo vimos marchar por luchas ajenas (como si no tuviera una lucha propia), y no hicimos nada… Lo vimos no ir a la escuela, lo vimos enfermarse, lo vimos morir, lo vimos no tener un trabajo y una casa, lo vimos morir de una infección, como en el siglo XV. La seguimos viendo a la madre… Y ninguno hizo nada… Ahora no lo vemos más, y seguimos sin ver a los otros.


La Habitación del Jazz





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