Pistas
1.Bonenkai 2.Two Become One 3.Ballyhoo 4.The Bloom 5.Elizabeth 6.Portmanteau 7.Bye-Ya 8.Suite For Bass: I Water 9.Suite For Bass: II Earth 10.Suite For Bass: III Air 11.Suite For Bass: IV Fire 12.Space 13.Secret Love
Intérpretes
Grant Richards - piano, teclados
Damian Erskine – bajo eléctrico
Reinhardt Melz – batería, percusión
Carmelo Torres - congas, percusión
Publicado el 24 de septiembre de 2021
El pianista, compositor y educador Grant Richards (Portland, Oregon), con sede en Nueva York, se adapta a una amplia gama de estilos y géneros. Comenzó sus estudios a una edad temprana. A los catorce años de edad, Grant produjo y grabó su primer álbum como líder, compuesto íntegramente por sus propias composiciones y con arreglos propios. Antes de ingresar a la universidad, la revista Downbeat Magazine le concedió cuatro prestigiosos premios Student Music Awards, incluidos Mejor Instrumentalista Solista, Mejor Arreglo de Jazz (2) y Mejor Ensamble de Escuela Secundaria. En 2009, Grant se inscribió en Berklee College of Music, donde recibió la Beca Jimmy Lyons, una distinción que se otorga cada año a un estudiante de música en reconocimiento a su destacado talento. Allí estudió, entre otros, con Terri Lyne Carrington, Hal Crook, Doug Johnson, Alain Mallet y Danilo Perez, antes de graduarse con una licenciatura en interpretación de piano en mayo de 2013.
Ha tocado con Esperanza Spalding, Eddie Gomez, Terri Lyne Carrington, Dave Liebman, Kurt Rosenwinkel, Simon Phillips, Nancy King, Ben Wolfe, Damian Erskine, Javon Jackson y Chuck Israels entre otros. Richards aceptó un puesto de profesor en una escuela internacional de música en Tokio, donde residió durante dos años y medio. Tras esta rica experiencia se trasladó a los EE. UU. Ahora tiene su sede en Nueva York.
Acaba de publicar “Ballyhoo”, un álbum de música afrocubana, y latina, ritmos por los que siempre se ha sentido atraído, al margen del bebop y el blues donde siempre ha estado inmerso.
Según Richards: "Generalmente, “ballyhoo” es una palabra divertida con un sonido divertido. Su connotación de emoción está en consonancia con el ambiente festivo y de celebración general del álbum". Esta palabra tiene na connotación de alegría, optimismo, exuberancia y euforia. Las composiciones del disco son el fruto de un periodo de años, que culminó en el verano de 2020. No están pensadas para instrumentos concretos sino para los integrantes de su grupo. Once composiciones originales y dos arreglos integran “Ballyhoo”.
La elección de los músicos que intervienen en este disco fue meditada y estudiada por Richards en base a los conocimientos técnicos de los mismos y también por la personalidad que cada uno de ellos imprime a su instrumento.
El álbum inicia con "Bonenkai", una pieza alegre que lleva el nombre de las celebraciones de fin de año en Japón, compuesta por Richards en honor a su hermano, Tim, y para todos sus amigos del gremio durante los dos años que estuvo en Tokio. A pesar del título, se trata de una pieza de corte latino
El disco da un giro con la segunda pista, “Two Become One”, una especie de homenaje a la forma de componer de Richards, basado en tocar libremente, grabarlo todo y examinar el resultado en busca de momentos que pueda desarrollar en temas completos. El sabor latino en cierta medida sigue presente.
Con “Ballyhoo”, canción que da título al disco, Richards se reafirma en el estilo hasta ahora desarrollado, un ambiente festivo, vivo, lúdico y ritmos latinos. Lo mismo sucede en “The Bloom”. “Elizabeth” es una bonita balada dedicada a su novia. Esta lírica canción trasluce el amor entre ambos. El disco sigue con “Portmanteau”, empieza lentamente y poco a poco va cogiendo ritmo; también con tintes latinos incluso trazas de flamenco. “Bye-Ya”, de Thelonious Monk, está arreglada por el baterista Reinhardt Melz. Pura salsa con un Torres a la percusión realmente inspirado.
Los siguientes cuatro temas forman parte de la "Suite For Bass"; cuatro movimientos en la que cada movimiento lleva el nombre de los cuatro elementos clásicos: agua, tierra, aire y fuego. Inicialmente esbozado en 2014 mientras Richards enseñaba en Nueva Delhi, volvió a revisar esta suite con el bajista Damian Erskine en mente y lo que surgió fue esta interesante tetralogía que si se escucha con atención, podemos apreciar una descripción muy acertada de cada uno de los elementos.
“Space” se inicia con unos teclados que hacen honor al título, creando un ambiente futurista que derivan en una canción íntima, que nada tiene que ver con lo escuchado hasta ahora. Richards explora nuevos territorios sónicos y armónicos. Me parece muy interesante esta línea compositiva, que sería de desear profundizase en ella.
El disco termina con otro tema latino compuesto por Paul Francis Webster y Sammy Fain con arreglos del propio Richards.
En resumen, el disco está lleno de vitalidad y ritmo y aporta esa esperanza que tanta falta hace.
La Habitación del Jazz
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