Pistas
1.The Langston Hughes Project 2.Justice 3.Liars 4.End 5.Moan
Intérpretes
David Bixler – saxo alto
Mike Rodriguez - trompeta
Jon Cowherd – piano
Gregg August – contrabajo
Fabio Rojas – percusión
Judith Ingolfsson – violín
Heather Martin Bixler – violín
Arthur Dibble – viola
Rubin Kodheli – chelo
Elainie Lillios – electroacústicos
Sello discográfico: Tiger Turn Records
Grabado en Studio 42
Fecha de publicación: 12 de enero de 2024
David Bixler es saxofonista alto, compositor y educador. Después de mudarse a Nueva York hace treinta años, Bixler se inició en giras por el mundo con las grandes bandas de Lionel Hampton y Toshiko Akioshi. Más tarde se unió a la Big Band Afro-Cuban de Chico O’Farrill, con quien tocó durante una década los domingos por la noche en Birdland y ganó un Latin Grammy por la grabación “Final Night at Birdland”.
Una lesión cerebral traumática sufrida por su hijo menor requirió un cambio en las prioridades de Bixler durante la última década, un período en el que su familia dedicó gran parte de su energía al cuidado de su miembro más joven. Volvió a la actividad musical con el álbum “In the Face of Chaos”.
El próximo 12 de enero, publicará su nuevo trabajo titulado “The Langston Hughes Project Vol.1” basado en poemas Langston Hughes, considerado una de las principales figuras del Renacimiento de Harlem en las décadas de 1920 y 1930, y célebre por sus escritos, su activismo social y su concepción de la "poesía de jazz".
A Hughes a menudo se le ha denominado "poeta del jazz", al escribir muchas obras inspiradas en la música de los músicos de jazz.
Bixler había estado interesado durante mucho tiempo en escribir música inspirada en Hughes que combinara un quinteto de jazz y un cuarteto de cuerda.
Su madre, una profesora de inglés jubilada, le envió una copia del poema "Madre a hijo" de Langston Hughes que comenzaba así: “Bueno, hijo, te lo diré”. "La vida para mí no ha sido una escalera de cristal". Este poema le inspiró y compuso una canción. A partir de ahí, ha ido creciendo hasta convertirse en este proyecto, del que ésta es solo la primera parte.
Bixler dedicó mucho tiempo a estudiar cada poema, memorizándolo e improvisando con el texto que sentó el marco de cada obra musical.
En respuesta al propósito de este proyecto, en palabras del propio Bixler dice: “Elegí poemas [de Hughes] que me hablaban particularmente de temas que me interesan. En respuesta, quise expresar los conceptos de estos poemas, de alguien que usaba tan bien las palabras, usando el tono, el ritmo y el fraseo. Quería usar elementos musicales de la misma manera que Hughes usó el idioma inglés para ofrecer algo a modo de protesta o comentario sobre las tensiones sociales que ocurrieron en los años de la vida de Hughes, las mismas que han sido una dolorosa realidad en los últimos años, así como todos los años intermedios”.
Bixler ha querido mantenerse alejado de los poemas de Hughes que utilizan explícitamente el jazz y/o la música como tema. Su objetivo eran los poemas que hablaran sobre la justicia, el sufrimiento, la mortalidad y la ausencia de la verdad, todo ello desde la perspectiva de Hughes. Por ejemplo, la opinión de Hughes sobre la personificación de la justicia con los ojos vendados no es que la mujer sea imparcial, sino que le han arrancado los ojos.
Otra premisa de Bixler fue no componer música para ser cantada y que no hubiera ningún narrador con fondo musical.
El álbum lo forman sólo cinco piezas. La primera, que da título al álbum, “The Langston Hughes Project” tiene una duración de más de cuarenta minutos. Se trata de una obra en sí misma, con diferentes estadios en su desarrollo que giran en torno a unos acordes iniciales, donde podemos encontrar diferentes atmósferas sonoras, improvisaciones cargo de Bixler, un solo de August y las cuerdas dando profundidad al conjunto. Una pieza muy interesante que requiere más de una escucha para profundizar en ella.
El segundo corte del disco, “Justice” se inicia con un solo de Rojas que, sin perder protagonismo, da paso al tema central lleno de expresividad y clamor.
Le sigue “Liars”, que comienza con cuerdas ejecutando un pizzicato y otras sobrevolando una bonita melodía antes de dar paso al resto del grupo con un excelente jazz que suena a Mingus.
El cuarto corte se llama “End” y es introducido por las cuerdas con un clasicismo indiscutible. Sonido de banda sonora que, de nuevo, gira a un jazz donde Cowherd toma los mandos. Un tema con muchos giros en su desarrollo.
El disco cierra con “Moan”, el único tema del álbum que es jazz, clásico, de principio a fin. De nuevo Mingus, sobrevuela el estudio.
Este trabajo de Bixler nos transporta por paisajes sonoros diferentes, alternándose momentos de jazz clásico, jazz contemporáneo, free, música clásica, improvisaciones, swing, blues y más.
Bixler ha conseguido un total equilibrio entre los instrumentos de cuerda y el quinteto de jazz.
Un disco que requiere varias escuchas para poder apreciar su creatividad y disfrutarlo plenamente.
La Habitación del Jazz
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